El objetivo era convencer a los votantes elegibles, algunos de los cuales vivían en sitios lejanos como Texas o México, de regresar a Delano para las elecciones y votar. El día de la elección, la votación comenzó a las seis de la mañana. “Era una enorme colmena de actividad”, recordó Eliseo Medina en una historia oral con el Centro Bradley. “Estaba aprendiendo cómo asegurarme de obtener el voto, o lograrlo. Y luego a no dejar nada al azar”. Medina, quien luego se convirtió en el líder sindical mexicoamericano de más alto rango en el país, recuerda contrastar esto con imágenes en las noticias del organizador jefe de Teamsters en su oficina sin casi nadie ocupado y seguro de que iban a ganar.

Las urnas cerraron a las 8:00 pm y las boletas fueron guardadas bajo llave y escoltadas por la Patrulla de Caminos de California a San Francisco para ser contadas. “Sabía que si perdíamos esto, perderíamos el sindicato, porque después de eso el público no nos habría apoyado”, dijo César Chávez en el libro de Jacques Levy, Cesar Chavez: Autobiography of La Causa. El día en que se contaron las papeletas, todos se reunieron en Filipino Hall. Chávez se levantó y dio primero los resultados de trabajadores de empaque: Teamsters 94, UFWOC 43. “Y luego, anunció el voto de los trabajadores del campo. Primero anunció el voto de los Teamsters, creo que fue algo así como 328 [331] para ellos. Y pensé, Dios mío. Luego hizo una pausa. Y luego dijo, para la UFWOC, 530 votos. Y por un minuto, no se oyó ningún sonido.